Nota sobre «El Preso»

Tanto para aquellos que han seguido el libro desde sus más tiernos inicios hasta los que aún no lo han leído, quiero publicar una pequeña nota sobre él. Es una pequeña aclaración contextual que algunos de mis lectores me han ido comentando, y creo que es más conveniente hacerlo aquí que en el libro.

En primer lugar, El Preso forma parte de una saga mayor, titulada «Los Hijos del Árbol». A diferencia de la mayoría de los relatos, los quiero hacer bastante independientes unos libros de los otros. Es decir, no va a hacer falta empezar a leer El Preso para introducirte en la saga, ya que cada historia es independiente. Ahora, bien es cierto que es más cómodo iniciarse desde ese libro, ya que, por las circunstancias personales del protagonista, doy muchas menos cosas por sabidas que en los demás libros.

El motivo de todo esto es muy sencillo: Son historias independientes, narradas por diferentes protagonistas, explicadas desde su punto de vista y con una intención determinada. En el Prólogo de todos los libros expongo, al menos por encima, la intención de cada cual, el motivo que lo lleva a escribir su propia historia. La personalidad de cada uno quiero desarrollarla en el libro, pero pretendo que influya en el estilo de escritura de cada obra.

Por eso mismo, el libro de «El Preso» está escrito como una doble función para Jael: en primer lugar, es una oportunidad para justificar todo lo que ha hecho, inclusive las acciones que él juzga como malas, y la forma de mantener en mente un objetivo en la prisión en la que se encuentra.

El principal problema a la hora de narrar esta historia era que, si dejaba la narración como si fuese el preso quien estaba escribiendo, se limitaría a contar una sucesión de hechos, porque sería lo más cómodo, lo más rápido, y lo que probablemente mejor entendería el posible público como justificación.

Por otra parte, Jael tiene que tener intención de conmover a su posible lector. Quiere que empatices con él, que sientas que lo ha hecho todo bien. Eso requiere detalles.

Por eso mismo, la confrontación interna de Jael es el tiempo. Quiere contar todo, pero sabe que no puede. Tiene que omitir detalles que no quiere, y narrar otros que considera menos importantes en su vida como tal para que lo veas como alguien que no merece estar en la posición en la que está.

Así que, como conclusión final, aquellos que sienten que el libro es, a veces, demasiado detenido para ser algo «improvisado», o demasiado precipitado en algunos aspectos, es porque realmente no quiero que os sintáis como Jael mientras narra sus aventuras. Quiero que en esos momentos os distanciéis del «escritor» y os pongáis en el punto de vista de una «persona asustada». Quiero que se equivoque, que no haga la planificación correcta.

Espero que os haya transmitido todo esto en el libro en sí, y que esta nota no sea más que una confirmación de vuestras sospechas.

 

Muchas gracias por la atención.

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